Sintonía a la distancia

Te escribo esta carta hoy, un viernes lluvioso, mientras desayuno en el Starbucks del barrio antiguo, sentada mirando la calle, disfrutando de estar conmigo, y de forma repentina apareces en mi mente. Y me detengo a pensarte. Porque por algo mi cabeza te trajo hasta acá. De pronto, pienso en si vos estarás también tomándote un café solo en algún bar, disfrutando de estar con vos mismo. Y me imagino que conecto con vos en este mismo instante, sintiendo que por alguna razón estamos en la misma sintonía. Siempre hablamos de estos pequeños momentos de placer que buscamos cuando necesitamos estar con nosotros, bendita sea la crianza de hijos únicos que tenemos que necesitamos escaparnos un poco de todo para encontrarnos bien adentro y volvernos a ordenar. Nos conectamos con lo vivos que estamos, somos conscientes del presente. ¿Por que te escribo todo esto? Porque se que vos también me lo escribirías a mi, porque vos me enseñaste a ser así y somos iguales en ese sentido. Te agradecería por tantas cosas que esta carta no tendría final, así que voy a tratar de simplificar: gracias por la fotografía, gracias por la música, gracias por la sensibilidad (a vos y a mamá), gracias por el humor, gracias por el mar. Y por Amar. Feliz día papá.