Dueños del Tiempo
Estoy agotada de que el tiempo se nos acabe. De que nuestros encuentros sean finitos, de que cuando llegas ya estoy pensando en cuando te vas a ir. Es una tortura porque quiero que hagamos de todo, abarcando todas las aristas de nuestro amor, pero el tiempo se me escurre entre los dedos y para cuando me quiero acordar, ya te estoy despidiendo con un beso. A veces creo que la esencia de nosotros es eso, el dejarlo todo en esa fracción de horas, hasta quedarnos vacíos y, a la vez, tan llenos. En que cada caricia, abrazo, mirada valga la pena el recuerdo, sin saber cuándo será el próximo.
Y que no se malinterprete, nuestra intermitencia tiene una magia que ha sabido durar muchos años, que en su fugacidad ha sacado los mejores momentos de nuestras vidas, con esas risas que resonarán siempre que nos extrañemos. Pero ya no me alcanza.
Poco a poco, se ha vuelto imprescindible sentir tu respiración profunda mientras soñas al lado mío y buscas mi mano abajo de las sábanas para saber que sigo ahí, que no me fui. Que me mires y en el reflejo de tus ojos encontrar la versión de mi misma que quiero para siempre, con esa sonrisa relajada que se me dibuja en la parsimonia de sabernos juntos y en paz. Perdoname si pensabas que podía conformarme con menos, pero yo quiero a manos y corazón lleno, o no quiero nada. Y yo con vos, quiero la vida entera.
